Este es mi gato, como sacado de un anuncio de Whiskas (debe de ser porque es lo único que come y le fascina...). A Pashá (Más comunmente pronunciado como Pachá) lo adoptamos hace un par de años, muy poco tiempo después de que desapareció mi gatita Sultana (Sultana - Pashá, you got it?). Era muy pequeñito y tenía una malformación en sus patitas traseras, además de que estaba lleno de pulgas y empanzonado por los parásitos, eso sin mencionar un hambre feroz.

Debo reconocer que al principio no me llevaba muy bien con él, quizás también por lo mucho que extrañaba a Sultanita, pero ahora ya está superado, y es mi consentido, al igual que del resto de la familia, en especial de mi hermana que lo tiene super-apapachado. Pero bueno, que otro motivo tendría uno para tener un gato si no es ese. Además de que es un animalito muy noble y cariñoso, además de muy seriecito.

Yo soy fan de los gatos Tabby como Pashá, los cuales normalmente tienen su origen en la calle. Me gustan todos los gatos, incluyendo a los de raza con nombre (todos los gatos son finos, sin importar su origen), pero estos gatitos me parecen más vivaces y como el escritor Terry Prattchet lo describe en su famoso texto "The unadultered cat", más legítimos. Además creo, por mi experiencia, que los gatitos adoptados de la calle se vuelven más apegados a uno, son más agradecidos y en general, mejores "hijos". Igual que las personas adoptadas entre los humanos.

Se que entre las personas y los gatos hay pocas variantes de relación: o los adoras o los detestas, casi no hay medias tintas. Obviamente yo estoy en el primer grupo, y como mi amiga Akashita dice sobre el segundo grupo: que pena me da su caso, ellos se lo pierden. Arios.