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Night Rider

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I.

The sun goes down, the night rolls in
You can feel it starting all over again
The moon comes up and the music calls
You're gettin' tired of starin' at the same four walls

Otra vez cae la noche. Mientras el Sol languidece sobre las montañas, disolviendose entre carmines y naranjas, yo contemplo a traves de amplios ventanales como las luces de la ciudad cobran vida: Al oriente, sobre el filo blanquecino del horizonte, los puntos amarillentos del alumbrado público contrastan con las blancas estrellas, cobrando vida contra el añil-vuelto-marino de la bóveda celeste. A mis pies, la ciudad cambia su pulso: en la noche, las criaturas se transmutan; especies escondidas de las luz salen a tomar aire, muchos corderos se tornan en depredadores, y las víctimas propiciatorias asoman tímidamente sus cabezas hacia las calles.

Otra vez estoy solo.

Desde mi percha, atrapado entre cristales, contemplo el valle a placer: los grandes boulevares, fluyendo con la sangre del monstruo urbano, las torres proyectando sus miriadas de diminutos faros hacia el oceano de oscuridad, los millones de reflejos parpadeantes: casas, farolas, autos, aviones...

Siento hervir mi sangre, mi corazón late aprisa. No resisto más. La calle me llama, la calle que me conducirá a tu refugio, y eventualmente a tu interior. Sé donde te encuentras, sé tu nombre y tu rostro está presente en cada reflejo de esta noche metropolitana. Esta noche asaltaré la calle e iré a por ti. No valdrá que resistas niña: romperé todas tus barreras y te tomaré. Te arrastraré conmigo a la vorágine urbana, perderás tus miedos en los callejones oscuros, y tu inocencia se se diluirá en la noche. Cuando el sol nos sorprenda, quizás nos desvanezcamos por completo, pero antes de ello beberas la vida que tus años te deben de un solo golpe.

II.

In the absence of security I made my way into the night
Stupid Cupid keeps on calling me but I see nothing in his eyes
I miss my baby
I miss my baby, oh yeah

Salgo a la calle, en esta noche no busco protección, esta noche quiero enfrentarme a la ciudad a piel desnuda. Renuncio a la esfera de seguridad del automóvil: en dos ruedas con el metal caliente rugiendo entre mis piernas. La moto me exige que enfrente al mundo en contacto directo, no hay barreras, no hay cristal, sólo el viento que me presenta los olores más deliciosos y más viles de la ciudad.

Empujo a la bestia al pavimento, la hago gritar y se encabrita como un pony desdeñoso. Voy por ti. Pero antes voy a absorber la fuerza de la ciudad en mi cuerpo: acelero sobre la avenida. Busco las vías principales, los ejes de la metrópoli. Ya en el boulevard, todo se torna borroso: la velocidad aumenta. La interminable sucesión de farolas dibuja en mi visor un caleidoscopio de claroscuros que se acelera con mi paso. Mi puño se tuerce implacable, espueleando a mi montura. Los autos son manchas borrosas que esquivo en automático, enlazo las curvas cual trazando un enorme jeroglífico sobre el mapa de la urbe.

Escapo de la ciudad. Me detengo.

Contemplo el valle desde lo alto una vez más, con orgullo lo acepto como mío. La cuidad me pertenece. Tú formas parte de la ciudad, y por ello, también eres mia niña. Mi máquina está inquieta, ronronea con deseperación. La apaciguo por un instante, ella sabe que esta noche voy por ti. Me invita a buscarte, a no esperar un momento más. O.K. Hago rugir los puñados de caballos que me mueven. Un relincho, un derrapón: aceleración, velocidad. Desciendo de nuevo al valle, dejo que mi ciudad me engulla: voy por ti, y esta vez, no escaparás.

III.

When the day is done
And the sun goes down
And the moonlight’s shining through
Then like a sinner before the gates of heaven
I’ll come crawling on back to you


Frente a mi las luces de la ciudad se alargan y se tornan borrosas. Una fiesta multicolor que enciende mis sentidos: veo tus ojos, enormes y oscuros brillando frente a mi. Voy hacia tu casa, voy por avenidas y callejones oscuros: arrastrando la ciudad a mi paso, para rendirme a tu mirada de odalisca, a tu misterio antiguo y lejano: consumiré tu genio de oriente en las calderas de esta ciudad.

Siento tu tacto, aspiro tu aliento: tú naríz perfecta deslizandose sobre mi rostro, tus deliciosos labios mordiendo suavemente los míos, tu piel de durazno encontrandose contra mi rudo cuero motociclista. Con puños de hierro mis manos dominan la fuerza de este animal, todo fuego y metal. Bajo su enguantada armadura, estas manos buscan el agarre perfecto sobre tus perfectos senos. Y mi boca acostumbrada a aspirar el corrupto aire urbano, a paladear sus óxidos y sus azufres, desea saborear el secreto de tu bajo vientre, el sabor de tu sexo virgen e inexplorado.

Esta noche yo soy la ciudad y tú copularas con ella. Esta noche con mi poder te arrasaré y te nivelaré. Y de tus ruinas construiré una nueva urbe, de cimientos de metal y jardines colgantes rascando la bóveda celeste. Acelero. Te siento cerca. Esta noche seras una conmigo niña. Y cuando salga el sol nos desvaneceremos. O quizás no. Sólo el amor que pueda nacer nos tornará corporeos. Y la ciudad se tornará vapor a nuestro alrededor. Y sólo quedaremos tú y yo.

Al despuntar el sol.

Freno, derrapo, descendo de la máquina de fuego. Aquí estoy.

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