Yo no hago propósitos de año nuevo. Acostumbro felicitar a las personas con motivo de esta fecha y desearles lo mejor. Y lo hago de todo corazón, pues entiendo que para una gran cantidad de las personas es más fácil comenzar, terminar y medir cosas importantes de su vida a partir de una fecha significativa. Pero yo en lo personal no hago para mi. De hecho tampoco considero mi cumpleaños como una fecha particularmente significativa. Ambos son días comunes, en general, fuera de algún hecho extraordinario que pudiera presentarse en cualquiera de ellos.
Tiempo atrás si hacía esta clase de propósitos, igual que la mayoría de la gente, sólo para, igual que los demás, romperlos o dejarlos a media después de una breve cantidad de tiempo. Fíjense como en este período del año, la gente recurre en masa a nutriólogos y gimnasios. Inicia lecturas y hobbies, pone en marcha proyectos profesionales o de vida. ¿Y luego qué? Normalmente para mediados del mes ya todo volvió a la normalidad, es decir a las vidas desordenadas y "normales". Los más resilentes llegan hasta febrero, y sin duda debe de haber una pequeña fracción que llega más lejos con sus propósitos, incluso quizás, a terminarlos o a convertirlos en parte de su cotidianidad. Pero insisto son los menos.
Por eso para mi yo he decidido diferente: para mí todos los días son como cumpleaños o año nuevo, fechas adecuadas para iniciar proyectos, para terminar con el pasado, para comenzar de nuevo algo inconcluso, para cambiar y para restaurar. Creo que así es la onda de estar vivo. Yo no creo ser una persona de talentos extraordinarios, ni la más inteligente, por mucho. Sin embargo, creo que soy una persona muy adaptable, que con rapidez se equipara al rítmo de lo que pasa alrededor. Pero en el mundo el cambio es una constante, no una excepción y por ello, creo que debemos tomar los retos del mundo como se van presentando, con entereza y decisión para triunfar. Por eso yo no hago propósitos de año nuevo. Yo cada día me propongo vivirlo mejor que el anteríor, y cada proyecto llevarlo hasta el mejor final.
Como decía un viejo anuncio de motocicletas: "When life trows you a curve, ride it".
Cámaras.
Tiempo atrás si hacía esta clase de propósitos, igual que la mayoría de la gente, sólo para, igual que los demás, romperlos o dejarlos a media después de una breve cantidad de tiempo. Fíjense como en este período del año, la gente recurre en masa a nutriólogos y gimnasios. Inicia lecturas y hobbies, pone en marcha proyectos profesionales o de vida. ¿Y luego qué? Normalmente para mediados del mes ya todo volvió a la normalidad, es decir a las vidas desordenadas y "normales". Los más resilentes llegan hasta febrero, y sin duda debe de haber una pequeña fracción que llega más lejos con sus propósitos, incluso quizás, a terminarlos o a convertirlos en parte de su cotidianidad. Pero insisto son los menos.
Por eso para mi yo he decidido diferente: para mí todos los días son como cumpleaños o año nuevo, fechas adecuadas para iniciar proyectos, para terminar con el pasado, para comenzar de nuevo algo inconcluso, para cambiar y para restaurar. Creo que así es la onda de estar vivo. Yo no creo ser una persona de talentos extraordinarios, ni la más inteligente, por mucho. Sin embargo, creo que soy una persona muy adaptable, que con rapidez se equipara al rítmo de lo que pasa alrededor. Pero en el mundo el cambio es una constante, no una excepción y por ello, creo que debemos tomar los retos del mundo como se van presentando, con entereza y decisión para triunfar. Por eso yo no hago propósitos de año nuevo. Yo cada día me propongo vivirlo mejor que el anteríor, y cada proyecto llevarlo hasta el mejor final.
Como decía un viejo anuncio de motocicletas: "When life trows you a curve, ride it".
Cámaras.
Life is not lived
it's merely survived
if you keep
standing outside the fire.
it's merely survived
if you keep
standing outside the fire.