Carl Sagan - El famoso divulgador científico fué sin duda el primer hombre como el cual desee ser, aún a pesar de estar yo muy niño. El tiempo ha pasado y mi convicción no ha cambiado, a pesar de que otras cosas si lo han hecho: ya no estoy interesado, como antes en ser científico o astrónomo.

Sin embargo Sagan permanece en mi como un ejemplo del hombre inteligente y crítico: científicamente escéptico ante todas las cuestiones de la naturaleza, y a la vez, profundamente entendido en la condición humana y en las variables históricas y sociales que afectan la vida en nuestro planeta y su relación con el universo entero: todo ello libre de cualquier connotación teológica o espiritual. Carl permanece en mi mente como el eterno ateo, inamovible en esta convicción.

Recuerdo claramente al Doctor Sagan en la serie de televisión Cosmos: un hombre maduro, discretamente atractivo, y de aspecto relajado, sonrisa fácil y mirada muy significativa. "Así quiero ser cuando crezca", pensaba yo mientras él alimentaba mi eterna curiosidad por entender la maquinaria del mundo y de la naturaleza.


Marcello Mastroianni - El actor italiano captó mi atención cuando lo ví por primera vez, años atrás, en el reportaje de una revista; se trataba de un rescate del traje de hombre hecho de lino, blanco, fresco y ligero. La revista (Esquire), lo dejaba bien claro: "¿Con tu traje de lino Zegna, tendrás el relajado y elegante atractivo mediterraneo de Marcello? No, no puedes".

Mastroianni refleja para mi, la imagen del hombre al que las mujeres desean como compañero, y los hombres como amigo. Elegante, inteligente, desenfadado, un poco misterioso y rematadamente interesante. A Mastroianni es imposible imaginarlo mal vestido, o con poses o actitud poco inteligente o distinguida. Aún en los momentos en que sus personajes se encuentran tirados en la calle, aún luce como el caballero definitivo.

Sin embargo, al tiempo, Marcello siempre refleja una vena adicional: un carácter pícaro, italiano, fellinesco: un sex appeal arrollador, casi irracional, al que muy pocas mujeres, si es que alguna, podrían resistir.


Robert E. Lee - Desde pequeño siempre quise ser soldado. Muchos motivos me lo impidieron, pero no me pesa dicha situación. Ahora, crecido y educado, veo la guerra en su completa dimensión de tragedia absoluta. Sin embargo aún creo que han existido hombres de armas, militares, que conservaron los valores míticos del servicio a la patria: honor, valor, lealtad y sacrificio.

El General Lee es, desde mi punto de vista, el arquetipo absoluto de este soldado de leyenda. Su nombre vino a mi por primera vez pegado a un carro naranja, pero ese hecho inusual despertó mi curiosidad sobre su persona.

Militar genial y agresivo, siempre dispuesto a arriesgar la derrota con tal de conseguir una victoria: peleando fuerte contra un enemigo más grande, mejor armado y mejor alimentado. Cada día demostrando sus grandes capacidades tácticas, estratégicas y logísticas. Aceptando y enfrentando sus errores con dignidad y pundonor.

Un lider nato, siempre estaba dispuesto a ponerse en primera línea junto a su tropas. Los elogíos que sus contemporaneos, lo describen claramente: "A born king among men", "The most handsome men of his age I've ever seen", "


Sting - No recuerdo con claridad el momento de mi vida en que la figura de Summers se me apareció por primera vez. Pero lo recuerdo que su silenciosa y siniestra encarnación de Fayd-Rautha Harkonnen en la película Dune (1984). La película es muy floja, pero recuerdo haber pensado para mi "achis, con ese caracter hasta parece que Sting tiene pantalones".

Admito que además me gusta y mucho la música que el hace (aunque no particularmente The Police), y mi disco favorito es The Soul Cages; sin embargo lo que ha mantenido ha Gordon Summers como un modelo a seguir, aparte de su talento son otras cosas: su interes abierto y esforzado por las causas planetarias, su distinguido porte de persona pública que en mi opinión brilla, pero no encandila: moderado aún en su forma más egocentrica; su interés por la cultura, los libros y su recatada elegancia.

Sin embargo, más allá de estas virtudes, en mi libro, Sting ejemplifica al hombre de familia, al padre ejemplar y hogareño preocupado tanto por grandes causas como por el bienestar del perro y del gato de la casa. Y eso en particular, cuando se es una superestrella es digno de admiración.


Tom Ford - Ok, que nadie me salga con el cuento de "Oye buey, pero Tom Ford es gay". "¿Y eso qué?" Contestaría yo.

Ford es un personaje ultramasculino, siempre rodeado de lujo y sofisticación a un nivel decadente y por supuesto, con una pulidísima imagen super chic que raya casi en lo absurdo, una que hace llorar de envída a cualquiera que aspire aún al más moderado grado de fashionismo.

Siempre rodeado de las mujeres más hermosas, en los ambientes más selectos de los icónicos NYC, París y Milán, este demigod de la moda, hace que el mismísimo Lagerfeld luzca como una momia pasada de temporada.

Pero más allá de eso, Tom Ford es la poderosa mente creativa, siempre trabajando en el inestable y cambiante mundo de la moda, con suficiente energía para revitalizar marcas tan rancias como Gucci y Yves Saint Laurent de vuelta al círculo de los más grandes nombres.

Lo más importante de todo, en el mundo fashion, donde lo más importante es seguir la tendencia adecuada, este diseñador se ha dedicado a crear las tendencias, y a marcar el ritmo de todos las que las siguen.


Miguel Bosé - Yo casi nada sabía de este artista español (a excepción de que cantaba aquello de "Nenaaaaaaaa..."), hasta que vi una miniserie de televisión llamada "El secreto del Sahara", allá por el '87-'88. Allí, Bosé hacía el personaje de un beduino que entre sus muchas gracias mordía cabezas de serpiente y mataba gente con tremendo tranchete. La serie era malita, pero el personaje me llamó la atención por malandro, así que también me interesé en conocer la onda del actor.

Ya conociendo mejor al artista, Miguel Bosé se me grabó como un cantante y actor versátil, talentoso y muy profesional, con una imagen pública cuidadosamente estudiada: casi como si lo hubieran creado mediante ingeniería genética para tener éxito. Y aunque no soy un gran fan de la musica pop en español, mucho del material que a través de los años Miguel ha lanzado ha sido de mi agrado, aunque mi hit sigue siendo el quasi-legendario Directo '90.

Pero como hombre, además, Bosé tiene un tremendo atractivo físico, y ha envejecido inteligentemente, en cada una de sus edades permaneciendo como ejemplo de hombre guapo, de galán latino, también aprovechándose siempre de su curiosa ambigüedad sexual. Luciendo siempre en el borde entre la facha y el estilo, cuidadosamente descuidado, Miguel Bosé es como el hombre que muchos de nosotros quisieramos levantarnos y ser al momento de vernos al espejo por la mañana.


Anthony Bourdain - El recién llegado a esta lista no es ni actor, ni cantante, ni figura histórica: es chef de cuisine. El más conocido y distingible viajero culinario de la televisión, es además la mente creativa detrás del famoso restauran Les Halles de NYC.

Pero, aunque me gusta el asunto de la cocinada, no es por su habilidad culinaria por lo cual admiro a este curioso personaje: lo más importante, su enorme bocota, siempre cargada de sarcasmo e ironía. Su forma de ser, tan políticamente incorrecta, que se refleja igual en sus diálogos que en sus libros: dispuesto a hablar abiertamente de las incorrecciones de su propio medio y nación.

Un viajero como todos los viajeros deberían de ser: curioso, incansable, que siempre busca lo oculto, las cosas vedadas al simple turista de la cámara y las bermudas. Ese que se pierde en lugares desconocidos para experimentar de primera mano lo que no está en la guía, lo que no sale en los otros programas de televisión. El aventurero que sabe que lo primero de un país es su gente, la gente que no sale en la publicidad, la cotidiana, la no-bonita.

Y además de ello, el epicúreo, fumador irredento, dipsómano empedernido, comedor inagotable, dispuesto a gastar enormes cantidades de tiempo con las piernas bajo mesas bien servidas, hasta el grado de la decadencia, disfrutando sin ningun remordimiento del sabor legítimo de cada lugar en donde pone pie.