Ocurrió hace unos momentos: duró sólo un instante, unos segundos: con tu mirada fija en un punto más allá de la ventana; con el sol vespertino haciendo juegos de luz sobre tu rostro y un viento suave que agitó tus cabellos.
El color de tu tez lucía perfecto en esa calidad de luz, cada razgo de tu rostro, perfectamente dibujado, el hermoso brillo de tus ojos, y la suave curva de tus labios, y una característica áurea en tu cabello, que rara vez aparece. Un delgado atisbo de tu sonrisa oculta y tu naríz, siempre bella, siempre retadora.
Y D. Matthews cantando, en el fondo...
El color de tu tez lucía perfecto en esa calidad de luz, cada razgo de tu rostro, perfectamente dibujado, el hermoso brillo de tus ojos, y la suave curva de tus labios, y una característica áurea en tu cabello, que rara vez aparece. Un delgado atisbo de tu sonrisa oculta y tu naríz, siempre bella, siempre retadora.
Y D. Matthews cantando, en el fondo...
Gravedigger
when you dig my grave
could you make it shallow
so that I can feel the rain
oh Gravedigger
when you dig my grave
could you make it shallow
so that I can feel the rain
oh Gravedigger
Tu mente lejos, muy lejos de mi.
Creo imposible haberte imaginado más hermosa, más perfecta que en ese momento; un instante como los que los artistas y fotógrafos ambicionan y persiguen con obstinación. Y yo, ni lo uno ni lo otro, sin un medio para plasmarlo... pero no me importa: quedó grabado en mi mente; quemado en mis ojos, y eso es para mí infinitamente más valioso.
No quiero que te alejes... pero sabes que jamás te intentaría detenter: al contrarío, siempre te empujaré para que vayas un paso más. Y si tu quieres, siempre estaré un pasito atrás, por si tropiezas, estar listo para cacharte.
Te quiero como a nadie, nunca lo dudes.
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