
"... Él entrará directo a El Valle del Amor y se disolverá en el fuego del amor. En esta ciudad se levanta el cielo del extásis, y el sol iluminador del deseo brilla, y el fuego del amor arde; y cuando el fuego del amor arde, él consume hasta las cenizas la cosecha de la razón.
Ahora el viajero es inconsciente de si mismo, y de toda otra cosa junto a él. No busca ni la ignorancia, ni el conocimiento, ni duda ni certeza; él no conoce la mañana orientadora que lo aparte de la noche del error. Él huye por igual de la incredulidad y de la Fe, y cualquier veneno mortal es un bálsamo para él. (...)
El corcel de este Valle es el Dolor; y si no hubiera dolor, esta jornada jamás encontraría fin. En esta estación, el Amante no tiene otro pensemiento más que el de la Amada, y no busca otro regugio aparte de El Amigo. A cada momento, él ofrece un centenar de vidas en la senda de la Amada; a cada paso arroja un millar de cabezas a los pies de la Amada. (...)
Un amante no teme a nada y ningún daño se le sobreviene: le verás congelarse en el fuego, y secarse en el mar. (...)
El amor no acepta existencia alguna y no desea la vida: él busca la vida en la muerte y en la vergüenza busca la gloria. Para ameritar la locura del amor, el hombre debe amarrarse a la cordura; (...). Bendito el cuello que es atrapado en su lazada, felíz la cabeza que ha caído en el polvo , en el camino de su Amada. (...)
El Amor ha incendiado un mundo a cada vuelta, y ha asolado cada tierra en donde ha mostrado su estandarte. El ser no tiene existencia en su reino; los sabios carecen de potestad en su dominio. El Leviatán del amor devoró al amo de la razón y destruyó al señor del conocimiento. Él bebió los siete mares, pero la sed de su corazón está sin mitigar, y él dice "¿Hay más?". (...)
Él Amor ha atado una miriada de víctimas en sus cadenas, herido a una miriada de sabios con su flecha. Sábete que todo sonrojo en el mundo es por su furia, y la palidez en las mejillas de los hombres es por su veneno. Él no conoce otro remedio, más que la muerte; él ha caminado sin protección en el valle de las sombras; aún así, más dulce que la miel es su veneno en los labios del amante, y más hermosa su destrucción, a los ojos del que la busca, que cien mil vidas juntas. (...)