Anoche soñé contigo Princesa, hace tiempo que no pasaba, sin embargo fue algo extraño, y bastante perturbador.

Ya ameneciendo recordé, que ayer, 12/05, si el mundo hubiera sido diferente y perfecto, hubieramos cumplido cuatro años de ser pareja, y apenas un poco más de habernos conocido en aquel domingo precioso. Pero no pasó, y nuestros caminos se extrañaron el uno del otro. El sueño fue un recordatorio amargo de cuan importante fuiste para mi, y de lo mucho que aún te quiero.
No te amo Princesa, y quizás nunca lo hice lo suficiente, y ese dolor lo tengo para cargarlo igual que ayer, como uno de mis grandes fracasos, para toda la vida. Aunque también cargo la duda, de que tan grandes y profundos fueron tus sentimientos hacia mi, pues muy poco logré comprenderte o entrar en ti (siempre cerrabas la puerta y cuando estaba abierta, a veces yo no quería entrar), a lo largo de nuestro tiempo juntos, sólo al final me iluminé con muchas verdades reveladoras, sin embargo, ya nada tenía remedio. Pero siempre te quise y te sigo queriendo profundamente. También te extraño, y me duele no saber nada de ti, no saber dónde estás, qué haces y si eres feliz.
Me gustaría ser tu amigo, aunque temo no saber como manejar esa situación. Sin embargo, eso es sólo una cuestión hipotética, pues al marcharte la última vez, quemaste los puentes que detrás de ti quedaban. Y yo, aunque quisiera y pudiera, no voy a reconstruirlos, porque aunque poco, también tengo orgullo, y ese paso está fuera de mi posición. Así que ya no queda más. Ni siquiera la esperanza. De un tiempo acá me he vuelto un hombre de menos Fe y de más hechos. Y sin hechos trabajando en ese sentido, ni de tu parte ni de la mía nada pasará. Y sin embargo, deseo tanto volver a verte: dejar a un lado el rencor y los reproches, en ambas direcciones, y aunque fuera por otro pequeño momento, soñar en lo que pudo ser.
(Chale, me estoy volviendo cándido, y eso no me gusta del todo)
Art by Proserpina