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Anoche soñé contigo Princesa, hace tiempo que no pasaba, sin embargo fue algo extraño, y bastante perturbador.

Yo iba a buscar a un amigo a una casa cercana a la mía, cuando vi llegar a una mujer a tocar la puerta de la casa vecina. No tardé mucho en reconocerte: tu cuerpo, tu cabello, tu perfil. Venciendo mi sorpresa, te llamé por tu apellido, pero me ignoraste, y de inmediato entraste a la casa donde tocabas, en mi sueño sabía que era aquella la casa en que te hospedaste en aquel 09/2004. Corrí detras de ti, y vi como al fondo del zaguán, te apurabas a otra puerta, esta traslúcida. Tu espalda inconfundible. Te llamé por tu nombre de pila, y me ignoraste otra vez: abriste la otra puerta y entraste, alguna muchacha te esperaba detrás de ella en un patio iluminado por el sol. Cerraste la puerta y solo vi tu silueta tras ella. Te llamé de nuevo "Méndiga vieja", te dije en esta ocasión. Tras la puerta vi como te acercabas y abrias, y luego venías hacia mi. En ningún momento dudé que eras tú, sin embargo para mi horror, tu rostro aparecía extrañamente desfigurado, y ello me conmovió profundamente. Cuando llegaste a mi hablamos de manera cordial, pero yo no podía contener la intranquilidad que tu cara fea me producía. Me dijiste que te comunicarías conmigo, que me escribirías desde Nueva York (así lo llamaste tú, yo siempre llamo a la ciudad "New York"); y mi mente del sueño entendió que estabas estudiando tu especialidad en Columbia U. Esto me emocionó, porque recordé como siempre te resististe a mis ideas de viajar o salir del país. Te felicité y a manera de despedida te abrazé fuerte con mi brazo izquierdo, a medio perfil, y te besé con energía la frente. Después te aventé violentamente para apartarte de mi, porque de algun modo, aquella cara deformada me indicaba que esa tú no era la encarnación de ti que deseaba ver, y alejándome, te desee que todo te saliera bien y me fui. Cerca de ese punto desperté.

Ya ameneciendo recordé, que ayer, 12/05, si el mundo hubiera sido diferente y perfecto, hubieramos cumplido cuatro años de ser pareja, y apenas un poco más de habernos conocido en aquel domingo precioso. Pero no pasó, y nuestros caminos se extrañaron el uno del otro. El sueño fue un recordatorio amargo de cuan importante fuiste para mi, y de lo mucho que aún te quiero.


No te amo Princesa, y quizás nunca lo hice lo suficiente, y ese dolor lo tengo para cargarlo igual que ayer, como uno de mis grandes fracasos, para toda la vida. Aunque también cargo la duda, de que tan grandes y profundos fueron tus sentimientos hacia mi, pues muy poco logré comprenderte o entrar en ti (siempre cerrabas la puerta y cuando estaba abierta, a veces yo no quería entrar), a lo largo de nuestro tiempo juntos, sólo al final me iluminé con muchas verdades reveladoras, sin embargo, ya nada tenía remedio. Pero siempre te quise y te sigo queriendo profundamente. También te extraño, y me duele no saber nada de ti, no saber dónde estás, qué haces y si eres feliz.


Me gustaría ser tu amigo, aunque temo no saber como manejar esa situación. Sin embargo, eso es sólo una cuestión hipotética, pues al marcharte la última vez, quemaste los puentes que detrás de ti quedaban. Y yo, aunque quisiera y pudiera, no voy a reconstruirlos, porque aunque poco, también tengo orgullo, y ese paso está fuera de mi posición. Así que ya no queda más. Ni siquiera la esperanza. De un tiempo acá me he vuelto un hombre de menos Fe y de más hechos. Y sin hechos trabajando en ese sentido, ni de tu parte ni de la mía nada pasará.
Y sin embargo, deseo tanto volver a verte: dejar a un lado el rencor y los reproches, en ambas direcciones, y aunque fuera por otro pequeño momento, soñar en lo que pudo ser.

(Chale, me estoy volviendo cándido, y eso no me gusta del todo)


Art by Proserpina

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